jueves, 21 de junio de 2012

 Hijos de las tormentas

Desde la madrugada del vienes llueve sobre Pinar del Río. Los que vivimos en este territorio cubano en la zona más occidental del país estamos acontumbraos ya a las intensas lluvias y a los fuertes vientos que destruyen viviendas, siembras, industrias. Como dicen por estos lares: Vivimos en el caminito de los huracanes, y es que desde finales de la década de los 90 la provincia ha sido fuertemente asediada por este tipo de fenómeno natural.
¿Quién no recuerda al Iván, o al Charly con sus 11 días sin corriente como si viviéramos en un remoto lugar lejos de la civilización? Más recientemente en el 2008 nos estremeció el monstruo que fue Gutav, pero lo juro parodiando el nombre que para nada nos gustó por la destrucción que provocó, y en el pueblito de Paso Real de San Diego se registró el record de velocidad para una racha de viento. En Pinar del Río son cientos las historias, las anécdotas relacionadas con los ciclones y recuerdo la de una llave de agua incrustada en un árbol, el que salvó su techo de cubierta ligera poniendo sobre ella sacos de arena, la que paríó satisfactoriamente con la ayuda de médicos y enfermeras en medio de la tormenta.
En fin que los pinareños son como hijos de  aguas turbulentas y  vientos tormentosos.
Foto de Diego Estrella

lunes, 18 de junio de 2012

Tu recuerdo
Aunque las personas queridas ya no estén siempre los llevamos en el recuerdo, y más cuando se acerca un día señalado. Estamos en junio, toca el homenaje a los padres. El mío como todos no fue perfecto pero supo darnos amor a pesar de su severidad y exigencia con nuestro comportamiento, a pesar de su voz baja para recriminarnos  por una majadería o mala actuación o para enseñarnos a mi hermana y a mí como comportarnos con esa persona mayor, hosca y malhumorada, vecina del barrio.
En mi niñez me convertí en su sombra, no me le quería despegar y me molestaba más que a mami verlo salir muy a menudo perfumado por las noches.
Sin hablar casi, fui admiradora de sus bonos del movimiento 26 de Julio, guardados todavía en la gaveta de su escaparate junto a sus documentos de Mason y un ejemplar de la primera edición de La Historia me Absolverá.
Con él aprendí a seguir todo lo que acontecía a mi alrededor con el triunfo de la Revolución. Fue un adicto a las noticias sobre el proceso que comenzaba y evolucionaba vertiginosamente y me contagié. Proceso que él defendía y criticaba a pesar de ser un hombre de negocio.
Fue el padre que me enseñó a bailar en las fiestas populares por Navidad y fin de año, allá por la década de los 60; el que disfrutaba en nuestra compañía un día de playa. El que cuando partía para la Universidad desató las amarras del hogar al decirme: Ahora tienes que cuidarte tú. El que tan preocupado estaba a punto de tener yo mi hija, que prometió no fumar más si todo salía bien.
Ese es el padre que no dejo de querer y recordar.

lunes, 4 de junio de 2012

Comienzo una aventura

Hoy en una oscura cárcel de los Estado Unidos un hombre en su soledad cumple 47 años, pero en su país, Cuba, y en otras partes del mundo es recordado con admiración y respeto. Se trata de Gerardo Hernández Nordelo, uno de los cinco anteterroristas cubanos que están presos en Estados Unidos, en el caso específico de él cumpliendo dos cadenas perpétuas más 15 años, tanto fue el ensañamiento con este joven que solo trataba de proteger a su país de ataques terroristas de la mafia de Miami ecabezada por Posada Carriles.
En su querida tierra está Adriana, la mujer que adora y que a su vez dedica toda su vida a luchar por su amor. ese amor que se ha fortalecido en estos años a pesar de la distancia.